miércoles, 15 de enero de 2014

SITIOS ARQUEOLÓGICOS



El territorio que hoy ocupa el estado de Sinaloa constituyó desde la antigüedad un espacio geográfico importante, un punto estratégico del corredor natural que ahí se forma y ruta predilecta de los grupos humanos que migraban hacia el centro de Mesoamérica.

En esta entidad, el escurrimiento superficial del agua que proviene de la Sierra Madre Occidental alimenta once ríos, convirtiéndola en una zona privilegiada y propicia para el desarrollo de diversas especies animales, vegetales y minerales, así como de grupos humanos que transitaron a través de su historia, de una economía sencilla de cazadores-recolectores a otra mixta, sustentada en la agricultura de temporal y de inundación, y en la recolección de granos, la pesca, la minería y el comercio.

Hay en Sinaloa diferentes sitios arqueológicos, como cuevas y abrigos rocosos, y estructuras rudimentarias de piedra que se encuentran en cerros y serranías; los sitios ubicados en la planicie costera no presentan evidencias de estructuras.

Las cuevas y los abrigos rocosos se localizan generalmente en las laderas de los cerros y junto a los cuerpos de agua; fueron utilizadas como viviendas o como recintos ceremoniales y también para almacenar granos o como corrales de animales. Muchas de ellas presentan pinturas murales o petrograbados donde los antiguos habitantes representaron de manera sintética o abstracta, conceptos referentes a su filosofía, a su cosmovisión.

En la planicie costera, junto a los ríos, arroyos y lagunas o al pie de los cerros, se encuentran algunas lomas de tierra que fueron niveladas para construir viviendas; de las casas no quedan evidencias porque estaban hechas de madera y palma.

Estos asentamientos corresponden a pequeñas unidades habitacionales; sus pobladores estaban relacionados seguramente por parentesco, con una economía que dependía básicamente de la agricultura y el comercio. Los sitios arqueológicos de Chametla, Culiacán, Mochicahui y Guasave son ejemplos importantes de estos enclaves en la frontera septentrional de Mesoamérica.

En la Sierra de Choix hay otro tipo de unidades habitacionales que consisten en estructuras de piedra de aproximadamente 3x4 metros de diámetro, formando corrales con patios interiores, evidenciando así la presencia de arquitectura en la parte intermedia de la Sierra Madre Occidental.

Las antiguas culturas habitaron la faja costera del océano Pacífico que va desde México hasta Perú utilizaron el desecho de concha para construir y nivelar lomas, los llamados "concheros", dada su necesidad de subsistir en un medio ambiente tropical donde atacan los ciclones, la elevada salinidad del suelo y un clima húmedo con temperaturas que en verano sobrepasan los 45 grados centígrados. Las dimensiones y características de estos concheros son variables y pueden presentar disposición lineal, radial o piramidal, como se puede ver en los embarcaderos del Verdemar en el municipio de Ahome o en la extraordinaria pirámide "El Calón", ubicada en los esteros de Teacapan, al sur de Sinaloa, única en Mesoamérica por estar construida en su totalidad con conchas de almeja.

Estos concheros permitían habitar de manera temporal o permanente las partes bajas, junto a los esteros y arenales; seguramente los pobladores primero construían "palapas" con troncos de madera y palma y ahí pernoctaban para acceder a la pesca y a la recolección de moluscos; también debieron existir áreas destinadas a la preparación de alimentos y a los talleres de producción artesanal. Estas primeras poblaciones estaban integradas principalmente por familias que compartían una economía directamente relacionada con la obtención y transformación de los productos marinos, tan preciados en las grandes capitales del centro de México para la alimentación, y con la producción de artefactos ornamentales.

Pese a la importancia y riqueza de sus sitios arqueológicos, el estado de Sinaloa siempre ha sido considerado "territorio marginal", como una unidad aislada de los procesos de desarrollo cultural; por ello es aconsejable multiplicar las investigaciones científicas por parte de las instituciones responsables, eso contribuirá a la conservación de su patrimonio cultural.

La región hoy ocupada por el estado de Sinaloa presenta una peculiar secuencia de grupos culturales que se desarrollaron de distintas maneras, aunque se sabe que fueron originalmente grupos nómadas que deambularon por las playas y las costas de la entidad. Hacia el periodo conocido como Cenolítico inferior, alrededor del año 7000 a.C., ya existían grupos muy primitivos en lugares como Sinaloa de Leyva y Bebelama. Debido a que no se han hecho los suficientes estudios arqueológicos en el área no se cuenta aún con secuencias culturales completas. Se tienen datos de un sitio llamado El Calón, que data de los inicios del periodo Preclásico. Para el periodo Clásico, entre los años 200 y 600 d.C., en el sitio de Mochicahui surge una cultura de cierta importancia regional, y hacia el Clásico tardío, entre el 600 y el 900 d.C., ya se encuentran dos asentamientos considerables, uno de Guasave y otro en Chametla, que comparten rasgos culturales con la tradición cultural Aztatlán, la cual se extiende por las costas de Jalisco, Nayarit y Sinaloa. Finalmente, en el periodo Posclásico subsisten asentamientos en Mochicahui, Guasave, Culiacán y Chametla, que no presentan secuencias culturales en el Posclásico tardío.

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